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jueves, 9 de diciembre de 2010

Cómo elegir una cámara fotográfica

Se escribió tanto sobre el tema que los consejos para elegir una cámara fotográfica entre las decenas de modelos existentes son ya casi parte del problema. Por si decidir en qué gastar esos cientos de pesos no fuera ya suficiente tarea, además hay que hacer una especie de doctorado para dominar la cuestión. Este es un decálogo breve y rápido sobre todo lo que hay que saber -y los puntos básicos por los que preguntar- antes de comprar una cámara.




Tipos de cámaras.
A lo largo del año se presentan más de un centenar de modelos, así que no estaría de más tener un rápido esquema en la cabeza para saber a qué nos enfrentamos. Básicamente, hay cámaras de objetivo fijo y de óptica intercambiable. Las primeras suelen ser más económicas y manejables, pero las segundas dan más juego y mejores resultados en situaciones complicadas (fotográficamente hablando). Decidirse por uno de estos grupos en función de nuestro presupuesto y entusiasmo, así como del peso que estamos dispuestos a llevar encima, sería un buen comienzo.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, una cámara compacta, un ejemplo de las llamadas "bridge" (compactas de zoom largo y con aspecto de SLR), una Micro Cuatro Tercios (con óptica intercamiable y sin espejo réflex), y una SLR.

Presupuesto.
Definir el presupuesto es una forma estupenda de acotar posibilidades y limitar el número de candidatas. Entre 500 y 1000 pesos ya hay modelos compactos y de objetivo integrado muy capaces, aunque los mejores y más completos rondan o superan los 1500. En el caso de cámaras de ópticas intercambiables, el abanico empieza en los 2000 pesos y no tiene fin. Evitar -si podemos- supuestas gangas de 400 pesos es un buen consejo. En el presupuesto, por cierto, habrá que tener también en cuenta alguna tarjeta de memoria y una bolsa o funda.

Los dichosos megapíxeles.
Suele ser de lo que más se habla, pero en realidad no tiene ninguna importancia. Cualquier cámara actual tiene resolución de sobra para el 99% de los mortales. Aunque con 10 megapíxeles ya es suficiente, seguramente acabaremos comprando un modelo de 12 ó 14 megapíxeles, que son los más habituales. Resumiendo, no hay que perder ni un minuto con esta cuestión.

Atentos al sensor.
Más interesante que la resolución es el tipo de sensor utilizado (sobre todo si queremos marcarnos un tanto a la hora de acercarnos al vendedor y dejar caer alguna pregunta complicada). Al contrario que la resolución, el tamaño del sensor sí importa, especialmente en las compactas, aunque la mayoría usan versiones diminutas. Algunos de los últimos modelos de compactas emplean sensores de tipo CMOS -retroiluminados, para más señas- que aunque no aportan grandes ventajas en cuanto a calidad, sí son muy rápidos.

El tamaño del sensor importa. Aquí, un ejemplo extremo: el enorme CCD de la Pentax 645D (una cámara de formato medio) junto al sensor de una réflex APS-C.


El objetivo importa.
La óptica es un elemento fundamental de la cámara. En el caso de las cámaras de ópticas intercambiables, tenemos más margen de maniobra y elección. Además del zoom estándar, un polivalente objetivo del estilo de un 18-200 milímetros, que cubre un amplio rango focal, o un económico 50 milímetros suelen ser dos buenas opciones para empezar.

Algunas cámaras -como la de la imagen- se atreven con 30 aumentos de zoom óptico. E incluso más.

Puesto que en las compactas el zoom es para toda la vida, habrá que prestar también mucha atención a este punto. Un zoom de unos 5 aumentos es ya casi lo mínimo a pedir, así que algo parecido a un 28-140 ó 28-200 milímetros sería perfecto. Puestos a elegir, siempre es mejor disponer de más angular (es decir, una focal inferior a 28 milímetros) que alargar el teleobjetivo. Respecto a la luminosidad, nos fijaremos en el dato que aparece inscrito en la óptica: cuanto más bajo sea el número f (f2.8 es mejor que f4, por ejemplo), mayor cantidad de luz dejará pasar el objetivo y menos problemas tendremos.

A toda pantalla .
Los monitores de 2,5 ó 3 pulgadas de diagonal son ya moneda corriente, así que no hay que preocuparse demasiado por el tema. La resolución de la pantalla, en cambio, es un dato importante en el que merece la pena fijarse. 230.000 puntos sería lo mínimo exigible; a partir de ahí, cuanto más, mejor. Entre las opciones que podemos encontrarnos, las pantallas táctiles -curiosas pero no siempre muy prácticas- y los monitores móviles son dos de las más habituales. Bienvenido sea también el visor electrónico de la cámara, aunque en la mayoría de casos basta acercar el ojo para descubrir que no cabe esperar gran cosa.

En cualquier caso, siempre habrá quienes crean -y no son pocos- que no hay nada comparable a un buen visor de tipo réflex para encuadrar la imagen.

Un ejemplo de pantalla articulada.

Funciones curiosas (y en algunos casos, prescindibles)
Hace tiempo que engordar la lista de prestaciones de todas las cámaras -da igual si son compactas o de óptica intercambiable- está de moda. Por eso es importante saber cuáles de todas esas funciones nos interesan realmente y a cuáles estamos dispuestos a renunciar. El GPS incorporado, por ejemplo, puede ser genial para algunos y una tontería para otros. Lo mismo ocurre con las panorámicas, el efecto HDR o las decenas de filtros que pueden dar un toque creativo a nuestras fotos sin el mínimo esfuerzo. En cualquier caso, es básico determinar cuál es la característica más importante para nosotros ("quiero una compacta con mucho angular", por ejemplo), y a partir de ese camino iniciar la búsqueda. Si no, acabaremos irremediablemente perdidos.


Aunque por ahora son una minoría, cada vez hay más modelos que incorporan un GPS.

A prueba de casi todo.
Un grupo de cámaras a tener en cuenta a la hora de elegir una compacta de objetivo integrado son las llamadas todoterreno. Son cámaras resistentes, capaces de soportar una caída, acompañarnos a la playa o sumergirse unos cuantos metros bajo el agua. Su precio no es especialmente bajo y la calidad tampoco es para tirar cohetes, pero cumplen su misión: lo aguantan casi todo. Algo que los más aventureros o los que tengan niños por casa sabrán apreciar.


También video.
Se acabó lo de ir cargando con una cámara de fotos y una de video. Al menos para quienes no quieran grabar un cortometraje de arte y ensayo en sus vacaciones, la función de captura de video que ofrecen las cámaras compactas y los modelos de ópticas intercambiables (que en la mayoría de casos es en alta definición de 720 pixels) será suficiente. Independientemente de los mejores o peores resultados que ofrezca, es importante comprobar si podemos usar el zoom durante la grabación de video. Y, por cierto, en la inmensa mayoría de casos son mejores los videos que graba una cámara de fotos que las fotos que puede sacar una cámara de video.

Pero, ¿qué marca es mejor?
Ya tenemos claro el tipo de cámara que buscamos y en qué color la queremos (no olviden que ahora también las de ópticas intercambiables pueden ser multicolores). Pero ahora hay que decidirse entre los modelos de diferentes marcas. ¿Cuál es mejor? Es imposible dar una respuesta global, y de hecho, desconfíe de quien le diga que todas las cámaras de la marca X son mejores que las de la marca Y. Por eso, nada como poder toquetear las diferentes opciones y ver con cuál nos sentimos más cómodos. Muchas veces los parecidos son tales que esa primera impresión y el primer contacto son definitivos para inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

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